miércoles, 27 de abril de 2011

Especial “Copa del Rey”. Tercera parte: Regreso a Barcelona

Salimos de Valencia con la misma ilusión que lo hicimos desde Barcelona. A pesar de las circunstancias, que diría aquel.
El camino estaba despejado. Los dos trenes especiales que nos precedían habían salido 10 y 15 minutos antes. Una vez que salimos de El Cabanyal, empezamos a coger velocidad, alcanzando los 160 Km/h, para poder recuperar parte del tiempo empleado durante la espera de los clientes.
Estos mantenían una serenidad pasmosa. Una mayoría empezó a acomodarse para dormir durante el trayecto. Por las cámaras de seguridad observábamos que la tranquilidad era absoluta. Decidí rebajar la iluminación interior al 50%, y seguro que lo agradecieron. Las caras adormiladas – y otras completamente dormidas – era lo único resaltable del viaje de regreso.
El paso por Castellón fue a las 02:47 (+31). Durante el trayecto de Castellón a Ulldecona, adelantamos a dos trenes de Mercancías por el Bloque Banalizado. Saludamos a ambos con un fuerte pitido, e imagino que aún se estarán preguntado que tren era aquel que apareció de la nada a esas horas de la madrugada.
Alcanzamos L’Aldea a las 03:25 (+21), y Vandellós a las 03:39 (+19).
En aquellos momentos, tan solo unas imágenes perturbaron la tranquilidad existente en el tren. A través de las cámaras de seguridad pudimos observar cómo algunos de los Agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad abandonaban su puesto, y se dirigían hacia el coche 3 de la composición de cola. Uno de mis compañeros llamó al responsable de esa composición y nos explicó que sucedía: un joven se había caído al salir del WC, y otro sufría extraños mareos cuando se incorporaba de su asiento. No parecía nada grave, y tras consultarlo, se nos ordenó seguir la marcha prevista. No obstante, se solicitó asistencia médica a la llegada a Barcelona.
Llegamos a Tarragona. Una maniobra con un tren de Mercancías en la Estación de Clasificación, nos hizo detener durante unos 10 minutos. Habíamos “corrido” demasiado, y no nos esperaban tan pronto. Enseguida reanudamos la marcha, llegando a Tarragona a las 04:08 (+26). Allí efectuamos una parada breve para que descendiera uno de mis compañeros y se hiciera cargo de los vehículos S-449 de reserva que se habían situado la mañana anterior. Había que llevarlos a Barcelona. Salimos ya hacia el último tramo, y, de nuevo la tranquilidad era la tónica del viaje. En punta de andén de Tarragona, de nuevo, un fotógrafo esperaba para inmortalizar el paso de los vehículos. “Hay que tener valor”, comenté en voz alta, a la vez que le saludé con la mano… y con un breve toque de silbato.
A las 04:19 (+24) pasábamos por Sant Vicenç. Otro fotógrafo. Este estaba situado al principio del andén principal. Tenía su trípode y todo.
Faltaba menos de media hora para que empezara a circular el primer tren de Rodalíes de la R2Sud, el “Vilanova” de las 04:42. Había que pasar delante… y así fue. A las 04:28 (+23) pasábamos por Vilanova i la Geltrú.
Luego, ya íbamos devorando los últimos kilómetros. Nuestros clientes se iban levantando, hablaban unos con otros. Algunos miraban por las ventanillas tratando de averiguar dónde estaban, otros optaban por terminarse los últimos bocadillos que llevaban en sus bolsas. Y alguno llamaba por teléfono, supongo que avisando de la llegada ya inminente a Barcelona.
Por la megafonía del tren avisábamos de la hora prevista de llegada. La organización agradecía la “confianza” de sus clientes, y a su vez, daba las gracias también a Renfe por las comodidades del servicio y lo “bien que había salido todo”. Una de las chicas me comentó que cuando le dijeron que iban a ir en un Regional, le vino a la cabeza un tren viejo, destartalado, incómodo, sucio… y que se había llevado una muy grata sorpresa. Se lo agradecí, a la vez que le pregunté cuanto hacía que no viajaba en tren. Ambas sonrieron.
Llegada a Sants. Tranquilidad total y... servicio finalizado
A las 04:54 (+19) entrábamos en la vía 12 de Barcelona Sants. En el andén esperaban los Servicios Médicos solicitados, y ya empezaba a verse movimiento de clientes por todos los andenes de la Estación. Mientras la marabunta azulgrana volvía a ser engullida por las puertas de salida del andén, mi compañero y yo acompañamos a las chicas de la Organización para interesarnos por los dos clientes afectados. Cómo se preveía, nada de gravedad. Uno de ellos un golpe en el brazo sin más importancia, y el otro parecía tener una bajada de tensión. Enseguida los propios Servicios Médicos les atendieron sin necesidad de mayores atenciones.
Nos dirigimos, mi compañero y yo, de nuevo hacia la cabina, mientras observábamos que algunos clientes aprovechaban para “recoger” algunos reposacabezas de recuerdo de aquel viaje. A las 05:10, el material estaba ya completamente vacío y dispuesto para retirarlo al Depósito de SAC.
Faltaba el último tramo, pero los servicios de Renfe habían finalizado con toda la normalidad, y sin ningún tipo de incidencia.
A las 05:30, ya estaba entrando en el Taxi camino del Hotel. Allí, en la vía 6-II había dejado dos vehículos que habían hecho historia. Una pequeña historia, muy pequeña, pero que para mí, fue, ha sido, una experiencia inolvidable. El 014 y el 016 ya forma parte de mi historia ferroviaria…
05:45 horas del día 21 de abril de 2011. Tras 19 horas y 15 minutos desde que empecé esta aventura, me disponía a meterme en la cama, sin relojes, sin alarmas, sin llamadas… y a pesar de esto, me costó conciliar el sueño. ¿Por qué sería?

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